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Desde Madrid


En la última semana se destapa lo que llevaba siendo rumor y filtración de filtraciones desde hacía varias semanas: lo que ya se califica como "la mayor filtración de información confidencial de la Historia": el "fenómeno" de los wikileaks que parece haber puesto en pañales a los Gobiernos de medio mundo, al menos a los poderosos.

Hoy el mundo entero habla del tema, unos enterados y otros por enterarse; algunos por mero divertimento y tomándose el caso como uno más de cotilleos ¡a escala de Gobiernos!; otros analizando la cuestión informativa y/o política en sí; y otros de puro pánico. Seguro que hay más perspectivas y más actores. Para un observador sin implicación alguna no deja de ser interesante y, con seguridad, pasará a la historia de la comunicación de masas. Probablemente, los profesores de las facultades de periodismo verán pasar la semana sin poder impartir clases, pero seguro que los estudiantes aprenderán más en este tiempo que estudiando la Literatura Universal.

Aún es muy pronto para hacer valoraciones del caso y no sólo por no tener acceso a los más de 250.000 cables de embajadas estadounidenses de los que se habla. Aún, en realidad, no puede tratarse con propiedad de consecuencias ni de perjuicios, estamos en el punto cero, aún no se ha difundido más que puntas del iceberg.

Según los propios medios de prensa, WikiLeaks proporciona la información a cinco diarios internacionales: The New York Times, EEUU; Der Spiegel, Alemania; The Guardian, Reino Unido; Le Monde, Francia y El País, España. WikiLeaks quería asegurarse de que la información se difundiera. Si la información es verás o no, no lo podremos saber ni asegurar (en realidad ¿podemos alguna vez?), quedará en la responsabilidad de cada medio y en quien sea que haya filtrado la información. El director de comunicación de El País, Pedro Zuazua asegura: "Hemos comprobado fechas, horas, personas… es decir, toda la información que aparece en los cables, para ofrecer una información contrastada. Además, hemos tenido un especial cuidado con esta información ya que es muy delicada por todas las connotaciones que conlleva". Los cinco han trabajado en conjunto para analizar la información y han ofrecido espacio en sus páginas a los implicados para que se expresen ¡todo un ejemplo de libertad informativa!, incluyendo a la Casa Blanca, máximo interesado (no digamos aún "afectado"). Tengamos en cuenta, no obstante, que los medios de prensa, a su vez, clasificarán la información; dentro de cincuenta años puede que aún estén saliendo cables a la luz. Las embajadas y Gobiernos, por su parte, declaran no poder dar fe de la autenticidad de la información publicada.

Cuando Internet comenzó a ser el espacio ideal para los medios de prensa se pensó que dejarían de existir en papel; lo mismo ha ocurrido con los libros, aunque el proceso ha sido más lento. La implantación de las plataformas sociales y de información puede estar poniendo nuevamente en peligro ya no sólo a los medios de prensa, sino también a las agencias. En este caso en concreto, para comenzar, se puede apreciar que nos hemos saltado el orden lógico de producción y difusión de información, a saber: hecho noticioso + informador > agencia de prensa > medios de prensa > redes (que pueden ser las plataformas sociales o las originales, que usan como medio de difusión el boca a boca).

No hay dudas de que las TIC facilitan lo que en verdad nos interesa: el acceso de los ciudadanos a la información y a la participación en la toma de decisiones. En relación con lo anterior, la formación y promoción de estados de opinión.

Hoy podríamos estar de acuerdo con la Casa Blanca sobre la peligrosidad de difundir determinada información que debería ser confidencial, clasificada, etc. Pero, teniendo en cuenta los presupuestos teóricos de lo que se supone que debería llegar a ser el e.Gobierno, en esto sólo podemos ver un avance.

Las TIC deberían conferir poderes a los ciudadanos y el "e.Gobierno" no se limita a que vayamos a poder hacer gestiones administrativas, de servicios gubernamentales, a través de la red y que vayamos a poder ejercer el derecho al voto en elecciones legislativas. Internet ha llegado a ser ya no sólo una herramienta sino "infraestructura" efectiva e imprescindible que conecta a las personas y permite el acceso a la información, participación en ciberconsultas y en el movimiento de los estados de opinión.

Probablemente, cuando el "e.Gobierno" sea una realidad si no se elimina la categoría de "información confidencial/protegida/clasificada", al menos sí se reduzca al mínimo, por un sentido práctico. Entonces, entre esos cables sería poco probable encontrar información sobre el perfume que use un gobernante o las joyas que compre a sus amantes.

Cuando comenzó a hablarse de "e.Gobierno", los máximos recelos no eran hacia abajo sino a la inversa: se trataba de analizar el peligro potencial que podían representar los Estados para las libertades de los ciudadanos. Y, como las secuelas de la guerra fría siguen de tal modo que no siempre podemos decir con tanta firmeza que haya terminado (el caso WikiLeaks podría confirmar esta afirmación), se sigue hablando de espionaje de unos gobiernos con respecto a otros; sean socios o adversarios. Cierto que las TIC pueden ser, en dependencia de cómo se usen, un arma de doble filo. Si los Estados disponen de información que puede ser recopilada a través de las TIC pueden llegar a controlar a los ciudadanos y, en ese caso, que se disponga de servicios sociales ¡si me limitan las libertades cívicas! no sería un buen negocio. La privacidad ha sido un elemento fundamental para los sistemas democráticos liberales, es también indicador del modo y la calidad de vida de las personas y del propio sistema democrático.

El caso WikiLeaks pone muchos temas sobre la mesa, entre ellos la necesidad, pero sobre todo el riesgo, de que los ciudadanos tengan acceso realmente a toda la información gubernamental.

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