Como argumento para la medida, el gobierno norteamericano citó el incremento de las bandas criminales, por lo que instó a sus ciudadanos a abandonar el país hasta que la situación se estabilice.
Otros funcionarios también aconsejaron a los turistas y residentes estadounidenses que se mantengan vigilantes debido a que en Haití no hay una fuerza policial efectiva.
Los grupos de manifestantes, a los que se acusa de ser autores de los disturbios, han marchado por las calles pidiendo que el ex-presidente Jean-Bertrand Aristide sea reinstalado en el poder.
Se calcula que durante los recientes disturbios más de 20 personas han perdido la vida.
Aristide, que debido a sus acciones de gobierno fue forzado por segunda vez a dimitir el pasado febrero a su presidencia, se encuentra actualmente exiliado en Sudáfrica.