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La Paz con las FARC


El presidente colombiano, Juan Manuel Santos advirtió a las FARC que durante las negociaciones no habrá cese al fuego.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos advirtió a las FARC que durante las negociaciones no habrá cese al fuego.

La decisión del presidente colombiano Juan Manuel Santos de facilitar un diálogo con los narco-terroristas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, es de extrema importancia para el futuro del país.

La paz puede traer a todos los colombianos la tranquilidad y seguridad a la que tienen derecho, junto a la estabilidad política, cuya una de sus principales consecuencias es el incremento de la inversión nacional y extranjera, lo que redunda en el progreso económico, una mejor imagen internacional y mayor influencia del país en el exterior.

La paz es determinante para el presente y el futuro, pero negociar con las FARC implica un alto riesgo, porque sus comandantes han manipulado para su conveniencia, todos los procesos de 1984 a la fecha.

Cierto que las guerrillas están mucho mas debilitadas política y militarmente. Sus estrechos vínculos con el narcotráfico le han restado credibilidad a sus propuestas políticas y sus numerosos actos terroristas, en los que el secuestro ocupa un rol fundamental, muestran la crueldad de sus caudillos.

Por otra parte las deserciones son masivas y la eficiencia de los servicios armados y de inteligencia le ha ido reduciendo dramáticamente su capacidad operativa, aunque continúa siendo una entidad capaz de seguir causando serios perjuicios al país.

Las FARC no cesaran de intentar manipular las negociaciones de paz. Mentirán e intentaran chantajear al gobierno conociendo que este está obligado a responder a la opinión pública. Hará propuestas difíciles de aceptar y cuando sean rechazadas acusaran a las autoridades de falta de voluntad para dialogar.

Las recientes declaraciones de uno de sus voceros de que la agrupación no tenia secuestrados, que no traficaba con drogas y que uno de su lideres preso en Estados Unidos debía participar en las negociaciones, fue una prueba de fuego para el gobierno de Santos, a la vez que le posibilitaba apreciar la reacción de ese amplio sector de la sociedad colombiana que quiere el fin de un conflicto que ha desangrado al país por décadas.

Otro punto que intentó anotarse la narcoguerrilla fue cuando planteó el cese de las operaciones militares, a lo que el presidente Juan Manuel Santos con la dolorosa experiencia del Caguán, se negó rotundamente.

Santos está consciente de que un cese al fuego, aunque no haya concesión territorial, concederá a los insurgentes el tiempo necesario para recuperarse de los fuertes golpes recibidos de parte de las fuerzas armadas nacionales, tanto bajo el mandato del presidente Álvaro Uribe, como del actual gobierno.

Entre los aspectos a tener en cuenta en estas negociaciones se destacan factores como la impunidad y la justicia, cuando se aprecia que uno de los principales negociadores de las FARC, por solo citar un caso, Iván Márquez, tiene en su haber 28 condenas a prisión y 198 ordenes de captura.

En el 2006, el Departamento de Justicia de Estados Unidos formuló cargos contra 50 dirigentes de la guerrilla al señalarlos como responsables de "suministrar la mitad de la cocaína mundial", entre esos acusados esta Márquez, pero como si esto fuera poco, sobre toda la cúpula de las FARC penden acusaciones por numerosos actos delictivos que van desde el asesinato al narcotráfico.

Otros aspectos a tener en cuenta en estas negociaciones es hasta qué punto el Alto Mando de las FARC tiene control sobre los mandos medios e intermedios de la guerrilla, para suscribir un acuerdo que sea respetado por todos los Frentes.

Hay que considerar la posibilidad de que sea el Secretariado y no los comandantes emergentes, los que están de acuerdo con una Paz que les permita un exilio dorado, con los cientos de millones dólares del narcotráfico, o una eventual participación en la vida política nacional, en la que los millones suciamente adquiridos cumplirían un importante papel.

Desde la caída en combate de Raúl Reyes, y muy particularmente a partir de la muerte de Manuel Marulanda, Tirofijo, se ha puesto en duda por varios observadores de que el Secretariado de la narcoguerrilla, organismo rector, tenga el liderazgo suficiente para imponer su voluntad, cualquiera que esta sea, en todos los niveles de la agrupación.

También el pueblo cuenta en lo que respecta al futuro de los terroristas de las FARC. En un sondeo realizado recientemente el 68 por ciento de los colombianos no está de acuerdo que se perdonen los delitos de los insurgentes y el 72 por ciento rechaza que los líderes de las FARC puedan presentarse como candidatos en elecciones para cargos públicos.
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