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Arte y Cultura

Reconocido artista cubano pinta con agua su alegato contra el Decreto 349

Marcos Castillo pinta una pieza de "Noches Blancas".
Marcos Castillo pinta una pieza de "Noches Blancas".

Lienzos aparentemente en blanco pero sometidos a un efímero proceso creativo protagonizan "Noches blancas", la primera exposición en solitario de Marcos Castillo tras la ruptura del reconocido colectivo Los Carpinteros, uno de los principales exponentes del arte contemporáneo cubano.

Durante dos semanas, el artista se encerró con diez lienzos de varios tamaños tratados "a la antigua" en un decrépito edificio de La Habana Vieja y allí, entre paredes desconchadas, documentó todo el proceso creativo, algo imprescindible porque los cuadros los pintó con agua, reportó EFE.

En la muestra, inaugurada el pasado 24 de noviembre en la galería Arsenal Habana, junto a cada lienzo está el vídeo que plasma su creación y que convierte cada obra en una instalación.

Al estar tratada, la superficie "tiene una profundidad muy sutil, y la propia acción del agua genera unas manchas que están presentes", precisó Castillo sobre estas obras "evaporadas".

La inspiración fue el protagonista de "Noches blancas", de Fiodor Dostoievski, que en un momento "de delirio y exceso de pasión" escribe parte de una novela pero olvida usar tinta.

"Los artistas siempre estamos pensando en qué respuesta darle al arte, un medio saturado donde somos muchos. Este es mi gesto en este momento en que están mi vida, mi carrera, la cultura cubana, mi país. Pintar con agua lo siento el gesto correcto para el momento", refirió.

Un momento en Cuba, según este artista, de "contexto social, político y de debate cansado" sobre un sistema que "no ha funcionado nunca y carece de toda fuerza".

Por ello, estos cuadros pintados con agua son "un gesto de cambio de mirada, aparentemente vacío, que pudiera ser un comienzo, un ritual de iniciación hacia una vida nueva" en un país cuyos habitantes "no piensan que Cuba está en transición, piensan que está en lo mismo".

Aún así, Castillo, quien tras una década en España regresó a su Isla, quiere "estar presente y participar de este momento" en que "Cuba tiene que ser reconstruida", y por ello esta primera exposición individual tras 26 años en el colectivo Los Carpinteros.

Con innumerables exposiciones internacionales y obras en las colecciones de instituciones como el Pompidou de París, el Centro de Arte Contemporáneo de México DF; el Reina Sofía de Madrid, la Tate Modern de Londres o los museos Guggenheim y de Arte Moderno de Nueva York, Castillo y Dagoberto Rodríguez anunciaron su separación en agosto pasado.

"Fuimos un grupo de importantes decisiones y cambios, siempre disfruté ese rol dentro del grupo y es a lo que le doy seguimiento en esta nueva etapa. Hemos tenido muchas 'faces' a lo largo de estos años y nos hemos despojado de herramientas muy exitosas porque no nos encajaban en la mecánica evolutiva en que nos encontrábamos", sostuvo.

Por eso, quiere ver "el presente y el futuro, siempre, como una nueva etapa del grupo, una nueva etapa del individuo", aunque aclaró que el legado de Los Carpinteros sigue en pie y hay muchas obras inéditas que irán viendo la luz en el futuro.

"Noches blancas" es, además, un alegato contra el Decreto 349, una normativa que prepara el Gobierno cubano para regular la actividad artística, que se ha topado con la resistencia de creadores de primera línea porque su planteamiento para algunos roza el peligroso límite de la censura.

"Ese decreto tiene una cantidad de puntos delicados muy tristes, que no deberían pasar. El decreto quiere blindar al Gobierno de la posibilidad de que haya un contenido que lo vaya a criticar y esto es horrible porque lo único que tenemos nosotros es lenguaje", lamentó el artista.

Por eso, estos lienzos en blanco son también un gesto: "Como pinto con agua, no se ve, y toda esta estructura que se quiere crear para vigilar al artista no podrá nunca atraparme", ironizó.

Ante el riesgo de que el público no entienda esta arriesgada propuesta "en blanco", el creador argumentó que "el arte es un tren en el que uno invita al público a montarse, y si se monta uno va a viajar y conocer lugares nuevos".

"El riesgo es muy bonito, es la única manera de desarrollarse en el arte. Los Carpinteros crecieron tomando riesgos, cosas que nunca se habían hecho en el arte cubano. Para muchos será una sorpresa porque el arte del colectivo era muy materialista y trabajado y este es más etéreo, aunque la belleza de un lienzo en blanco es infinita", concluyó.

El amor y la historia según Bernardo Bertolucci

Bernardo Bertolucci, en mayo de 2015.
Bernardo Bertolucci, en mayo de 2015.

Bernardo Bertolucci, fallecido este lunes a los 77 años, se convirtió en uno de los grandes maestros de la segunda mitad del siglo XX con su sagaz visión de la historia y sus íntimas incursiones al mundo de la sexualidad y al despertar del amor.

Italia lamenta la muerte de uno de sus directores más insignes, autor de una quincena de largometrajes con los que cosechó las más altas mieles del éxito y con los que reflejó su idea del amor, de la la historia y de la situación de los más desfavorecidos.

No en vano nació y creció en la Emilia Romagna partisana e comenzó en el cine como asistente del gran retratista de las clases bajas italianas, Pier Paolo Pasolini, que rodaba "Accattone" (1961).

En su primera película, "La commare secca" (1962), Bertolucci asume la visión de Pasolini para desentrañar la muerte de una prostituta buscando la verdad en los más ínfimos suburbios romanos.

Pronto adquirió una narrativa propia, pero en sus retratos de la individualidad y lo colectivo, la temática social quedó indeleble, mostrando la conflictividad entre la burguesía y los radicales aires de cambio que soplaban en el continente en los años 1960.

Así lo demostró en otras obras como "Prima della rivoluzione" (1964), en su versión de "Il conformista" (1970), con la que logró su primera nominación al Óscar, es decir, su primer éxito internacional, o en la "Strategia del ragno" (1970).

Pero la historiografía por la que será siempre recordado es aquel monumental díptico de "Novecento" (1976), ambientado en su región natal para mostrar la tensión social entre las clases trabajadoras y la burguesía de los latifundios en los albores del siglo pasado.

Una división que queda clara al inicio del primer acto, cuando nacen dos niños de distinto estrato social -uno hijo de terratenientes y otro de labriegos- el mismo día en el que muere Giuseppe Verdi, ideal de los partidarios de la unificación italiana.

La historia y amistad de ambos, interpretados respectivamente en su edad adulta por Robert De Niro y Gérard Depardieu, sirvió a Bertolucci para repasar aquella convulsa Italia, el surgimiento del socialismo, la Gran Guerra o el ascenso y la caída del Fascismo.

El cineasta no se limitó a explorar el tejido social del sino de los tiempos, sino que se sumergió en las pasiones y las relaciones entre personas en varios de sus títulos, como "Ultimo tango a Parigi" (Ultimo tango en París), en 1972, quizá el más conocido y polémico de su nómina.

La cinta retrata la íntima e incluso claustrofóbica historia de pasión entre dos personajes encerrados en un apartamento parisino: Paul, un hombre adulto al que dio vida Marlon Brando, y la joven Jeanne (Maria Schneider).

"Ultimo tango a Parigi" logró una enorme popularidad, pese a que fue censurada en países como aquella España franquista y también en Italia, donde fue retirada de las salas por orden del Tribunal Supremo y Bertolucci sancionado por ofender al "sentido del pudor".

Con el paso de los años la cinta, condenada a la eterna polémica, acabó siendo la sombra de la trayectoria del realizador, ya que derivó en acusaciones de violación por parte de Maria Schneider.

Se refería a la escena de sexo en la que Brando usa mantequilla como lubricante y que, dijo, no constaba en el guión, una acusación negada por Bertolucci y defendida por ella hasta su muerte en 2011.

Sin embargo el mayor éxito del realizador llegaría en 1987, con el estreno de "The Last Emperor" (El último emperador), un regreso épico a la historia para retratar al último emperador chino, Puyi, y que le valió nueve Óscar, entre ellos el de Mejor Dirección, hasta la fecha el último italiano en conquistarlo.

Tres años después estrenó "The Sheltering Sky" ( El cielo protector) (1990), una nueva agónica historia de amor en el desierto del Sahara protagonizada por John Malkovich.

Y posteriormente llegaría otro de sus títulos inolvidables, "Little Buddha" (1993), en el que Bertolucci se adentra en la espiritualidad oriental con un niño estadounidense que se supone la reencarnación de la divinidad, interpretada por Keanu Reeves.

El cineasta concluyó su nómina con historias sobre el despertar sexual de la juventud, una constante en su nómina artística, como "Stealing Beauty" (1996) o su último trabajo, "Io e te" (2012), pero también en su revisión del Mayo del 68, "The Dreamers" (2003).

(EFE)

Corto rodado clandestinamente en La Habana se estrena en Miami

El personaje protagónico es interpretado por la española Irene Díaz, que trabaja como presentadora en el canal América Teve de Miami.
El personaje protagónico es interpretado por la española Irene Díaz, que trabaja como presentadora en el canal América Teve de Miami.

El director cubano radicado en Miami Lilo Vilaplana rodó clandestinamente en Cuba la mayor parte de un corto de ficción, "Irene en La Habana", sobre una joven española enamorada del proyecto socialista que en la isla descubre otra realidad, porque, según dice, le gusta "correr riesgos".

En una entrevista con Efe en Miami pocos días antes del estreno, Vilaplana, que en 2014 rodó en la isla el cortometraje "La muerte del gato" (2014), también clandestinamente, subraya que esta vez la historia se centra en las ejecuciones extrajudiciales de opositores de la revolución de Fidel Castro.

"Me gusta correr riesgos y contar las historias que ellos (el gobierno cubano) no quieren contar", dice Vilaplana, que ha dirigido series de televisión como "El capo" (Fox Telecolombia, 2009-2010).

Con 30 minutos de duración y filmado un 70 % en la capital cubana y el resto en Miami, "Irene en La Habana" toma como punto de partida el viaje que por primera vez hace a Cuba una joven española simpatizante de la revolución.


El personaje es interpretado por la española Irene Díaz, que trabaja como presentadora en el canal América Teve de Miami y, de acuerdo con Vilaplana, nunca antes trabajó como actriz.

"Todo estuvo muy cronometrado; cualquier error hubiera sido grave para nosotros", afirma sobre este proyecto clandestino del cual tuvieron conocimiento solo el equipo técnico y los actores.

Se rodó en febrero durante la Feria del Libro de La Habana, un evento que habitualmente se instala en la fortaleza de La Cabaña.

"Conseguimos muchas cosas con gente que tiene cargos allá adentro. Hubo que dar dinero y tocar relaciones", asegura Vilaplana.

El corto, que se estrena el martes próximo en el teatro Manuel Artime de La Pequeña Habana, en Miami, fue escrito por el también presentador de televisión y periodista cubano Juan Manuel Cao.

Si guionista y director viajaron a La Habana es algo que Vilaplana prefiere mantener en suspenso.

"Se rodó en cinco días. El equipo voló desde varios países y con diferentes líneas aéreas para no levantar sospechas. Luego sacamos copias del material por varias vías, aunque dejamos una escondida en Cuba por si fallaban las otras", reveló.

El director explica que en el filme Irene "llega en busca de la propaganda que ha dado el castrismo. Allí encuentra a un joven que le habla de La Cabaña (fortaleza colonial de la rada habanera), donde el Che Guevara comandó un pelotón de fusilamiento".

Según el realizador cubano, el personaje central experimenta un punto de giro muy grande.

"Llega buscando al ídolo Che Guevara, incluso lleva puesta una camiseta con su imagen, y allí descubre los procesos sumarios de ejecución que, bajo el mando del denominado 'guerrillero heroico', se realizaron contra gente que se oponía al proceso castrista", detalla.

Vilaplana, director de la serie "Leyendas del exilio" de América Teve, un docudrama basado en entrevistas a los primeros exiliados cubanos, asegura que los fusilamientos del castrismo no son solo de los primeros años de la revolución.

"No solo se fusiló en La Cabaña; en la guerra de Angola (1975-1991) se fusilaba a los soldados por indisciplina y luego repartían vídeos a la tropa a manera de escarmiento", indica.

El director recordó el fusilamiento en abril de 2003 de tres jóvenes cubanos, Lorenzo Enrique Copello Castillo, Bárbaro Leodanis Sevilla y Jorge Luis Martínez, que secuestraron el transbordador de pasajeros "Baraguá" para intentar llegar a la Florida (EEUU).

"No hubo siquiera heridos y los ejecutaron al amanecer", sostiene Vilaplana, que hizo una sólida carrera en medios audiovisuales de Colombia antes de asentarse hace pocos años en Miami.

Su cortometraje "La muerte del gato" (2014), en el que tres amigos, Raúl, Camilo y Armando, planean matar el gato de una vecina para poder comer carne en plena crisis en la Cuba de los años 90, es considerado un material "de culto" por la osadía de filmar en escenarios naturales en Cuba.

"La muerte del gato" contó con tres actores muy conocidos por el público cubano: Jorge Perugorría, Alberto Pujol y Bárbaro Marín.

Para "Irene en La Habana" el director llamó al experimentado actor Carlos Cruz, que encarna a un tapicero de Miami, y al también cubano Ariel Teixidó, que es el joven que Irene conoce en Cuba y le habla de los fusilamientos.

Vilaplana enfatiza que su nueva película se estrena el 27 de noviembre como recordatorio de otro fusilamiento: el de ocho estudiantes de medicina a manos del ejército español en 1871 en La Habana, producto de una falsa delación.

(EFE)

Escritor cubano Enrique del Risco recibe Premio Unicaja de Novela

Enrique del Risco.
Enrique del Risco.

“Satisfecho, asombrado”, así se describió el escritor cubano Enrique del Risco al recibir este jueves el XX Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones por su obra “Turcos en la niebla”, que concede la Fundación Unicaja en Cádiz, España y que está dotado con 30 mil euros.

"Aunque uno siempre tiene la secreta esperanza, de verdad no esperaba ganar", dijo el escritor en entrevista con el periodista Luis Felipe Rojas, de Radio Martí.

"Enrisco", como también se le conoce al historiador y profesor universitario, tiene un doctorado en Literatura por la Universidad de Nueva York. El escritor cubano habló a Radio Martí sobre la obra, que se desarrolla en cuatro monólogos que los integran tres amigos a orillas del río Hudson.

"Es un libro sobre la amistad, y el papel que ha jugado la amistad en un mundo que -más allá de ese tema político en Cuba- el castrismo aparece en ese libro en forma de herida (...) antropológicas, sociales, de todo tipo", dijo el novelista.

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“Turcos en la niebla” va directo hacia el ser humano, al hombre y la mujer en el exilio, aseguró Enrisco.

"Es un libro muy de persona, y muy de personajes, de gente que te la puedes encontrar en cualquier lado, viviendo vamos a decir que en el exilio", señaló el escritor.

Como un ciclo que se cierra, “Turcos en la niebla” es la primera de una trilogía, transcurre en el siglo XXI, le suceden las de los siglos XX y XIX, pero esta, concluye en noviembre de 2016 con la muerte del dictador Fidel Castro.

"El libro son cuatro monólogos largos y tres personajes, uno de ellos ni siquiera cubano. Es una muchacha sudamericana que se exilió en Cuba y después siguió al exilio en Estados Unidos, y de alguna manera son todos ellos portadores de las historias cubanas", explicó Enrisco.

Enrique del Risco Arrocha (La Habana, 1967) ha publicado entre otros títulos de narrativa Pérdida y recuperación de la inocencia' (1994), Leve Historia de Cuba' (2007), ¿Qué pensarán de nosotros en Japón? (2008), con el que obtuvo el V Premio Iberoamericano de Relatos Cortes de Cádiz.

Sus libros más recientes son Siempre nos quedará Madrid (2012) y Enrisco para presidente (2014). Posee una licenciatura en Historia del Arte por la Universidad de La Habana y un doctorado de literatura latinoamericana por la Universidad de Nueva York, donde trabaja como 'lecturer'.

(Con reporte de Luis Felipe Rojas para Radio Martí)

"Contracastro": el testamento ético y político de Rafael Alcides

Rafael Alcides. (Imagen del documental "Nadie", de Miguel Coyula).
Rafael Alcides. (Imagen del documental "Nadie", de Miguel Coyula).

Una nueva versión de la novela inédita ¨Contracastro¨, que le dio una mención en 1965 al escritor cubano Rafael Alcides en el Premio Casa de las Américas, fue presentada el lunes en la Feria del Libro de Miami como su testamento ético y político.

Alcides reescribió la novela cuando ya el cáncer le dejaba muy poco tiempo de vida, pero evidentemente lo hizo con todas sus fuerzas porque sabía lo importante que iba a ser este libro, dijo el poeta Ramón Fernández Larrea en la presentación.

Alcides murió a los 85 años en La Habana el pasado 19 de junio.

Aunque el título asustó a los potenciales editores en Cuba, ¨Contracastro¨ es esencialmente una novela de amor con "mucho erotismo", y el trasfondo muestra una visión crítica de la Cuba posterior a 1959, le dijo el lunes a la agencia de prensa Efe Marlene Moleón, directora de Eriginal Books, la editorial que publicó el libro.

¨No es un panfleto contestatario: es una apasionada historia de amor, sexo, asco e ilusiones, sobre todo de ilusiones perdidas, y también un testamento¨, dijo Fernández Larrea en la presentación.

Alcides era un escritor censurado en Cuba y su protagonismo en el documental Nadie, de Miguel Coyula, representó una denuncia demoledora a la dictadura de la familia Castro. Dijo en ese momento que Cuba no era un país, sino una finca. Explicó puntualmente que Fidel Castro simplemente corrió las cercas de la finca de su familia en Birán, y dijo "Cuba es Birán".

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