A continuación, un editorial que refleja las opiniones del gobierno de Estados Unidos:
La libertad religiosa es un derecho fundamental consagrado en la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos: "El Congreso no promulgará ninguna ley que respete el establecimiento de una religión ni prohíba el libre ejercicio de la misma".
Peter Berkowitz, Director de Planificación de Políticas del Departamento de Estado, dijo que existe una correlación entre los países que protegen la libertad religiosa y los que respetan otros derechos básicos:
“Conocemos como cuestión empírica la alta correlación entre los países que protegen la libertad religiosa y los países que protegen todas las demás libertades que tradicionalmente le han importado a Estados Unidos. Y esto, por supuesto, tiene sentido si se está protegiendo la libertad de tener una opinión diferente sobre uno de los asuntos por los que los seres humanos han luchado más. Diferencias de opinión sobre Dios".
Hay países autoritarios, incluidos China, Irán y Rusia, que afirman que, debido a que Estados Unidos no defiende perfectamente los derechos humanos en casa, no tiene ninguna posición para promover tales derechos en el extranjero.
Pero el director Berkowitz considera esta sugerencia "indignante":
“Hay una diferencia fundamental entre las democracias liberales como Estados Unidos, que se basan en una afirmación de los derechos humanos, y países como China, Irán y Rusia, que repudian la idea misma de los derechos humanos... Por supuesto, no quiero negar que no hay disidentes valientes en Rusia, China e Irán. Sabemos que los hay. Pero a la sociedad política en su conjunto no se le permite tener tales conversaciones".
La Declaración de Independencia de Estados Unidos y la Declaración de Derechos Humanos de la ONU, dijo el director Berkowitz, establecen un estándar universal para juzgar todas las formas de gobierno, y es a lo que todos los gobiernos deberían aspirar. También expresó su esperanza de que “la gente llegue a apreciar eso... la democracia liberal es la forma de gobierno que mejor se adapta a la reivindicación de los derechos humanos”.